lunes, 27 de enero de 2014

Allende las Montañas

Tras un año de parón -en todos los sentidos- me dió por volver a la competición y pensé: qué mejor lugar para recuperar la tónica habitual, que la Ginebra de toda la vida y si está helada, pues mejor todavía.

Así que me fuí con mi entrenadora personal a pasar el finde a tan ilustre y económica ciudad. Para calentar (es una broma), pasamos el día anterior paseando al aire libre con la inestimable ayuda de un guía navarro ginebroso, a quien prefiero mantener en el anonimato por su bien.

Como muchos otros que llegaron aquí antes que nosotros, lo primero que fuimos a visitar fue un banco. En concreto, un banco del Parc des Bastions que tiene varios tableros de ajedrez gigantes en los que siempre hay gente jugando. ¡Qué tome nota alguien que sea responsable: no hace falta que haga bueno para sacar el ajedrez de las catacumbas!.

Pero bueno, entre los españolitos exportados el parque es más conocido porque un ínclito empresario deportivo vasco saca su mascota a pasear. En fin, que no pude resistir la tentación de hacerme una foto digna de un titular de El Jueves:


Abrazándome con el Rey en el parque por donde pasea el perro de Urdangarin.
NOTA: La foto ha sido recortada para que no salga Torres.

Entrando en materia... el torneo era muy relajado. Empezando porque era partidas de 15' + 3'' y siguiendo con que lo organizaba el Inspector Clouseau. Lo cierto es que era un tipo muy gracioso, que hacía unos comentarios bastante agudos. El punto surrealista fue cuando admitió a uno fuera de plazo y como entonces eramos impares, empezó a pedir algún voluntario que se apuntara. Total, que mucha fama de puntualidad suiza, pero que empezamos casi 20 minutos tarde. Como dicen ellos mismos: son suizos, pero del sur...

Luego mirabas la lista de participantes y ya la cosa se ponía más seria. Si además tenías que pagar los 32 euros de inscripción, pues ya la cosa se iba poniendo incluso tensa. Pero vaya: el torneo, la sala y la organización muy bien, la verdad.

Lo peor la comida. Se jugaba en un hotel de cinco estrellas, así que por 15 CHF (léase Chufos: moneda nacional rebautizada debido a las bofetadas que te pegan: algo más de 12 euros al cambio) el hotel te ofrecía: dos ensaladas o dos sandwiches o uno y uno, por aquello de la dieta equilibrada. Yo creo que la imagen lo explica muy bien:


Obsérvese el tamaño de las servilletas y del pan que acompañaba a las "ensaladas" con respecto a las "ensaladeras" y los "bocatas". Al menos tuvieron el detalle de dejar algo de fruta y agua, que evidentemente volaron. No entiendo como es que nadie se comió las flores que estaban al lado.

Menos mal que nos olíamos la tostada y se nos ocurrió escaparnos al Hogar del Entrecôte, donde por unos modestos 35 euros cada uno (más 5 Euros cada Coca-Cola) comimos a cada filete con patatas que estaba buenísimo, todo hay que decirlo.

Las partidas fueron... bueno no fueron. Teniendo en cuenta que la media de los rivales que me barrieron fue de 2320 y los que consiguieron perder contra mí de 1655, pues eso lo dice todo. Lo mejor es que conseguí rascar algo de la pedrea con el segundo premio de mi tramo y recuperar parte de lo invertido.

Ya lo decía mi amigo Pac, que había que dedicarse a jugar torneos con premios por tramos de Elo, para intentar llevárselos y luego apuntarse a un torneo, hacerlo fatal y volver a bajar de tramo. A lo que yo siempre respondía que esto último no hacía falta, porque seguro que conseguiría bajar simplemente apuntándose a jugar. Así que cumplí perfectamente: me llevé el premio de mi tramo y bajé ELO.

La verdad es que hace ilusión llegar a Suiza y que te den un sobre con dinero para que te lo gastes en cenas en algún Bar. Pero vaya, que si quieres que te llegue para esquiar en helicóptero, mejor que te dediques a algún otro deporte nacional.

Curiosamente me llamó la atención que los premios para los niños también fueran unos sobres con dinero no declarado. Se nota el nivel superior de la educación en Suiza.

La semana que viene quiero ir al Master Challenge de Zürich, el Torneo con el Elo más inflado de la historia. Curiosamente es un cerrado suizo, algo digno de ver, no como los suizos cerrados que dicen que abundan. Además me han avisado de que la ciudad es todavía más cara... 

Os dejo con la posición más interesante que tuve. Juegan negras, que tienen ventaja decisiva, pero están un poco aburridas... claro que según Houdini acerté.


La "solución" en:

(Aviso: spoiler a continuación)

Tengo que reconocer que me falta un tornillo, porque siempre he querido cantar el aria de la Ópera Carmen de Bizet, en la versión para ajedrecistas: TorreA2, lala, TorreA2, TorreA2, TorreA2... pero es una jugada poco habitual. Al menos esta vez pude cantar la otra versión: TorreH2, atacando los dos, TorreH2, TorreH2... Pues eso, para encerrar y tirar la llave al fondo del lago de Ginebra, del que ya se han bebido todo y sólo han dejado los hielos.

7 comentarios:

  1. Buena cronica! Lo mejor el abrazo del oso ;-) La jugada era la segunda que me ha venido a la cabeza...

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  2. Te veo perfectamente integrado, lo de sacar la foto cortada es por confidencialidad?

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    1. Es por motivos de seguridad nacional. Y no se lo digas a nadie, pero también es por la tradicional discreción suiza.

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  3. ¡El blog ha vuelto! Me alegra saber de ti y que ganas torneos. Aunque sea en tu tramo y perdiendo ELO...

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    1. Lo importante es pasar a la "postreridad", aunque sea perdiendo puntos EGO.

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